miércoles, 10 de agosto de 2011

Creces o mueres

Hay pocas cosas de las que estoy segura en la vida, cada tanto mi manera de ver las cosas cambia, o creo en ellas de a rato o por partes, nada es completamente cierto ni falso, por lo que nunca estoy totalmente convencida de nada, todo es relativo, subjetivo, circunstancial, etc.

Pero dentro de las cosas de las que sí estoy segura, es que atraemos a las personas que necesitamos, no las que quisiéramos, las que creemos necesitar, las que esperamos, ni las que creemos que nos convienen, simplemente las que necesitamos. Aunque no nos demos cuenta las necesitamos, ya sea recibir el apoyo que nos hace falta, para corregir defectos, para enseñarnos por las buenas o por las malas cosas que necesitamos aprender antes de dejar este mundo, en cada uno está el usar esas experiencias para crecer o para estancarse como una planta que fue regada, no absorbió el agua, la dejó estancar hasta que la sobrepasó y pudrió sus raices, tallo y hojas.

Yo soy una persona que se toma todo en serio, quizás demasiado, aunque reír nunca ha sido un problema para mí, no es algo que me caracterice y suelo pecar de seria, por lo que inconscientemente me suelo rodear de gente que sea capaz de hacerme reír con un humor inteligente y negro, gente espontánea que fuerce a esa parte introvertida y de mi aplacarse.

Suelo rodearme de personas de carácter fuerte y convicciones estables, con mente abierta, o al menos lo suficientemente tolerantes a otras ideas (obviamente, sino no me soportarían), personas de buenos sentimientos que sean capaces de hacer vibrar la única fibra de ternura que tengo, personas tan románticas, amorosas e ilusas que me hagan acostumbrar a muestras de afecto y creer que si se puede.

Claro que solo estoy mencionando los buenos ejemplos, también me han tocado conocer personas que para bien o para mal, me han hecho daño y a raíz de eso he aprendido como manejarme en el mundo de una mejor manera y ganar puntos de experiencia. Gracias a ellas me he dado cuenta de que es lo que no quiero ser en esta vida y las cosas por las que no quiero ser recordada, actitudes mías que de no haber visto reflejadas en otras personas no habría podido ver lo mal que estaba. Rodeada de personas a las que aprecio y continúo haciendo daño cuando me dejo llevar por ciertos instintos, actitudes o líneas de pensamiento, por lo cual me veo obligada a cambiar.

Uno atrae lo que de verdad necesita y para lo que está preparado para recibir, si algo no ha llegado a tu vida, es porque no lo necesitas o no estás preparado para cambiar, aceptarlo, entenderlo  y vivirlo plenamente.

Sé que no estoy lista para muchas cosas, y quizás no quiera estarlo todavía, pero cuando venga la lluvia a regarme, espero ser capaz de poder absorber todo lo que pueda de esa experiencia, transformarla en nutrientes y lograr crecer; y no morirme podrida por quedarme estancada, por ser una terca orquídea.

De lo único que estoy segura en esta vida, es que creces o mueres, tan sencillo como eso.

martes, 9 de agosto de 2011

Intuiciones

En sí, llámese intuición o lo que sea, después de compartir poco tiempo con una persona suelo sentir si es una persona digna de conocer, una persona que merezca que invierta mi tiempo y esfuerzo en conocerla mejor y entablar algún tipo de relación (si, suena muy ególatra, lo sé), y siempre (léase siempre) que voy en contra de ese sentimiento suelen pasar cosas malas causadas por dichas personas.

Ahora bien, eso en realidad no es ningún problema, gracias a ese “presentimiento” a pesar de las primeras impresiones he llegado a conocer gente maravillosa y me he ahorrado muchos dolores de cabeza y problemas innecesarios, el problema radica cuando por el bien de una persona a la que aprecio me fuerzo a entablar algún tipo de relación con aquellas personas a las que no les hubiera hablado normalmente, diciéndome a mi misma que solo son prejuicios o que si es alguien importante para una persona tan preciada para mi, algo bueno deben tener, pero siempre termino decepcionada y con un gran “te lo dije” por parte de mi cerebro a mi corazón. No digo que esa intuición sea infalible, pero hasta ahora no me ha fallado, yo le he fallado a ella.

Puedo mencionar fácilmente 5 casos importantes de cómo cuando por fin decidí ir en contra de mis creencias y aceptar a aquellas personas (ya sea dentro de la familia o como amigos), y tan pronto como los acepto, ¡ZAZ! Hieren a mi ser querido y en consecuencia a mí.

Pero ya me harté, seré una prejuiciosa de por vida, no me importa, me niego a volver a relacionarme y esforzarme en tener una relación con alguien que no me convence por el bien de otra persona, los más grandes conflictos, errores y sufrimientos que me han pasado han sido por esa razón. Mis seres queridos seguirán saliendo lastimados, pero al menos podré ayudarlos como una persona externa y puedo estar todo lo parcializada que quiera sin tener que entender a la otra persona que en primer lugar ni me agradaba

No más, sea por la razón que fuere, ni la razón misma me volverá a convencer de lo contrario.

lunes, 8 de agosto de 2011

Lazos Rotos

Es muy importante a la hora de considerar a quién sacamos de nuestra vida lo que queremos lograr al tomar estas medidas, si queremos alejarnos porque no aguantamos más, si es para darle una lección a otra persona, para probar un punto, para tomar distancia y ver las cosas desde otra perspectiva, etc.

Indiferentemente del motivo que fuere hay que tener presente que los lazos que rompamos serán muy difícil de volver a unir, las grietas que hagamos en una relación no podremos frisarlas, aunque cosamos el lazo siempre se verán las costuras, puede que exista hasta un pegamento para unir tejidos humanos, pero no existe uno para reparar un vínculo roto.

Así nuestra intención haya sido en un principio volver a retomarla, puede que el de la otra persona no, y aunque también tuviera la misma intención y ambos hayan quitado los clavos cuidadosamente uno a uno, los agujeros dejados en la madera seguirán siendo visibles.

Es muy importante tomar en cuenta que nada volverá a ser igual, y que el ser humano es rencoroso, durante un conflicto siempre saldrá el tema a relucir, es algo que es muy difícil (por no decir imposible) de superar, supongo que los más recuperables son los sanguíneos, pero aún así, hay que pensarlo más de dos veces antes de romper un lazo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Instintos primitivos renaciendo

Ultimamente siento que cuando me hacen una pregunta tiendo a responder de más y termino compartiendo cosas personales que me voy recordando y a nadie le interesan, pero igual me dan ganas de contarlas. Mi padre me enseñó muy cruelmente desde pequeña a ir siempre al grano (de pequeña era terriblemente habladora y comunicativa), por lo cual hablar mucho, irme por las ramas o describir con muchos detalles siempre me resulta incómodo, se podía decir hasta hiriente, porque pienso que la persona a la que estoy saturando con información irrelevante quiere obtener su respuesta concreta y solo estoy aburriéndolo y haciéndolo perder el tiempo, y por otro lado, no me agrada mucho la idea de revelar tantas historias personales, pero bueno si las escribo aquí me no me quedo con las ganas y al menos le doy uso a este espacio.

Pero bueno, hasta aquí por hoy, otro día escribo la historia que me tragué hoy.

viernes, 5 de agosto de 2011

Incompetencia temporal

Tantas cosas sobre las cuales escribir, tantas. Por ejemplo de los cambios y consecuencias que tienen las personas al enfrentarse a las adversidades dependiendo de sus actitudes, el porqué a ciertas personas les confiamos nuestras intimidades y a otras no, el vivir la vida apresuradamente sin tiempo para disfrutarla, el miedo al futuro pero a su vez estar ilusionado por lo que viene, lo terrible que es cuando abres tu corazón y cuando por fin estas dispuesto a contar cosas que no habías dicho antes te ignoren, invasión a la privacidad, sentirse prisionero y no poder expresarte completamente por "temor" a quién te lea, tantas cosas por escribir que parecen no valer la pena contar, pareciera que todo está dicho y lo que falta por contar no importa.

Me gustaría volver al momento en el que podía expresar perfectamente mis emociones y analizar el porqué de mis sentimientos, cuando todo era lógico y el mundo tenía sentido, nada era inexplicable, todo estaba calculado, ahora yo, la misma persona que se jactaba de conocerse mejor que nadie, estoy en una especie de limbo emocional, contenta, triste, enojada, todo a la vez y nada en realidad.

Por momentos se siente como si viera un programa de televisión, el mundo transcurre ajeno a mi, y yo solo me siento a observar y opinar sin ser oída y ser totalmente irrelevante para el desenlace de la historia, pero honestamente tampoco tengo ganas de participar.

Ya no sé que quiero, ya no sé de que me quejo.
Me declaro temporalmente incompetente en cuanto a vivir se trata.